No conocí de cerca a Shakespeare
Para que influencie mi pluma,
En derramar la sangre de mis enemigos,
Por medio de otro Hamlet.
Tampoco quiero matar al héroe del cuento con veneno,
Arrodillándolo por un amor que no perdura.
Mi historia no es parecida
A la de Romeo y Julieta.
Desde que me enamore de Cristo,
¡Su Padre nos apoya!
Nos dio su real consentimiento.
Hasta mis padres lo aman con locura,
Queriendo estar presentes en nuestra boda.
Hay un enemigo que nos quiere separar.
Y no son los Capuleto. Me amenaza de muerte,
Por medio de otros tipos de veneno,
Para que caiga a sus pies derrotado.
Hasta en ángel de luz se transforma para engañarme,
Y alejarme de mi amado.
No caeré al filo de tu espada,
Ya no se hace paz entre tu y mi amado.
Mi vida te condena
Y la paz que tengo,
Aunque fuera en Verona, ¡Perderías la batalla!
Porque el amor que yo siento,
No me traerá muerte,
Tampoco tendré un fin tan triste,
Como el de Julieta.
Mi amado no sembró en mi rencores,
Tengo tanta esperanza, lleno estoy de gozo…
Porque no me voy a casar en secreto,
Con la ayuda de Fray Lorenzo…
Quiero que todo el mundo se entere.
¡Que preparen el shofar y las trompetas!
Vas a morir como Teobaldo, despreciable enemigo,
Con tu propio veneno.
Mi Señor no te permite subyugar a su amada,
Nada más la quiere preparar,
Sana en la fe y casta, adornando el camino con sus obras,
Hasta la Ciudad Eterna.
No me vas a enfriar como a la iglesia de Sardis,
Cada uno de tus ataques infame enemigo,
Me acercan más a mi Señor.
Haciéndome soñar como Cervantes,
Por medio de Don Quijote de la Mancha.
Cuando venga la libertad de mi amado,
Andaré de fiesta en fiesta,
Siendo rodeado de la estirpe real, de mi Señor, de Cristo
Y de aquellos que tampoco aceptaron tu veneno enemigo…
Casándose al final de los tiempos,
Sin que nadie los interrumpa…
Como en la historia de Shakespeare.
¡Que empiece la elegante fiesta!